Es función del Congreso Nacional y de todos los legisladores del mundo, hacer leyes.
Esas leyes rigen los Estados donde son creadas de tal manera que sin contravenir las constituciones vigentes, las mismas normen el comportamiento de las instituciones públicas.
La pueblos que componen las Naciones tienen que cumplir esas leyes que impone el Estado.
Por tanto debemos pensar entonces que dichos congresos deben actuar con legitimidad y critetarios al momento de hacer leyes.
No debe hacer populismo, ni repentismo al momento de actuar por parte de los diputados y senadores que componen en este caso el Congreso Nacional.
Tenemos por práctica hacer cosas y tratar de resolver los problemas que se crean mediante operativos, no a través de planes cíentíficos y organizados.
Cuando se habla entonces de una Ley de Salarios en la República Dominicana debemos pensar que el legislador debe hacer algo pensado para que luego tenga aplicación real.
Sabemos que en este país leyes tenemos de más, muchas no se aplican por razones diversas.
En el caso de la Ley de Salarios que está en la agenda del Congreso Nacional puede repercutir positivamente si se hace pensada, no producto del inmediatismo como es que parece que va.
Tanto juristas constitucionalistas como expertos en derecho administrativo han advertido de que la Ley de Salarios que cursa en el Congreso Nacional puede hacer más daño que bien, si no se saca de ella a varias instituciones que como las que están integradas en la Ley Monetaria y Financiera, puede ser negativa para el sector.Ahí tenemos al Banco Central y Superintendencia de Bancos.
Sin embargo en su afán por querer superar todas las pruebas muchos legisladores siguen hacia adelante en un proyecto que proveniente de una institución estatal, está siendo vapuleada.
El propio Ministro que propuso la Ley se ha prestado a ese vapuleo que parece contar con el apoyo de muchos políticos que más que por razón lo hacen imágen partidaria.
Vamos a ver que pasa pero las adevertencias están hechas.
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