martes, noviembre 18, 2008

Un pleito perdido

Algunos hombres -demasiados todavía- y las creencias violentas que los amparan, no se acaban de dar cuenta que tienen un pleito perdido con las mujeres.
Por más que se resistan a reconocer, mujeres y hombres tienen y seguirán teniendo iguales derechos. Y que tal igualdad obliga respeto.
Deberían entender que lo mejor que pueden hacer ante la situación de derechos, libertad y soberanía que el Estado y la Sociedad les reconocen a sus madres, hermanas, esposas, novias , hijas, amigas y compañeras de trabajo mejora la convivencia y es un elemental acto de justicia y humanidad y como tal acogerlo.
Sin embargo, unos cuantos andan todavía como bestias guerreándose contra las mujeres, desperdiciando la oportunidad, placentera, divertida y enriquecedora, de llevarse y tratarlas bien. Son trucutús con celular. Aislados dentro de una cultura y creencia troglodita han estado ajenos a la evolución que ha beneficiado al conjunto de la sociedad y sus instituciones. Se han quedado atrás, rezagados.
Son unos anormales que llaman la atención de vecinos, familiares y compañeros de trabajo y preocupan porque son agresivos y dañan vidas ajenas.
Agreden verbal y físicamente, despechados matan. 160 mujeres han asesinado en lo que va de año en República Dominicana. Todo porque la mujer dejó de quererlo –así como un día lo quiso- o quiere a otro o simplemente porque prefiere estar sola porque ya no se entienden.
No acaban de enterarse o de aceptar que la sociedad en la que viven decidió no permitir excluir a las mujeres del respeto, cariño, participación; que decidió condenar y castigar a quienes las tratan como muebles de su propiedad o servicios a su disposición. Y que a los demás hombres y mujeres, nos resulta desagradable, repugnante, ser testigos del irrespeto y desconocimiento a los derechos de las mujeres.
Otros, todavía, desde particulares maneras de vivir su religiosidad y espiritualidad, quieren imponer su manera de ver y vivir el amor, la sexualidad y la vida familiar al conjunto de los ciudadanos y ciudadanas, desconocer el derecho soberano de las mujeres sobre sus cuerpos, negarle el derecho a las mujeres a decidir cuando tener los hijos que desea y puede tener y el derecho a disfrutar su sexualidad sin riesgos de embarazos no deseados o de enfermedades de transmisión sexual.
Hay mucha gente consternada y preocupada ante la creciente violencia que arrebata la vida o la paz, libertad o tranquilidad a tantas mujeres; lo importante es que la sociedad y el Estado no retrocedan y que el gobierno como poder ejecutivo haga más ágiles y efectivos los mecanismos de educación, prevención y protección de la violencia, y la sociedad y el poder judicial condenen con severidad y ejemplaridad a los trucutús y creencias violentas que dañan la convivencia.

1 comentario:

D. Reyes dijo...

Le felicito por analizar este grave problema que afecta muchas familias dominicanas. Ese machismo ha sido tan terrible que hasta algunas mujeres lo han justificado. Todos tenemos la obligación de ayudar a mejorar esta situciación. Casi todos conocemos hombres que se creen dueños y amos de las mujeres. Son hombres que consideran a las mujeres como ciudadanas de segunda categoría. Tenemos que aconsejar y orientar a esas personas.